Hoy 30 de Abril celebramos en todo el país el día de los chamacos, por doquier vemos festejos, festivales, payasos, familias paseando y demás. En donde vivo no fue la excepción, el jardín municipal estaba lleno de escuincles, muchas risas, muchos globos, muchos juguetes... la verdad era un ambiente muy ameno y me senté en una banca a observar a la gente en su ir y venir, de pronto, el sonido de una batería y una guitarra llamaron mi atención e hicieron que me quitará los audífonos del iPod y escuchará que tocaban. Para mi sorpresa era una banda que estaba tocando la canción Gloria (The Doors), un trío conformado por una guitarra, un bajo y lo que más destacaba: una batería tocada majestuosamente por una chava muy linda.
La gente comenzó a acercarse para escuchar mejor. Al terminar la rola, el guitarrista comenzó a alentar a la gente para que llevarán a sus niños y disfrutarán de un poco de buen rock & roll representado por canciones como Bule Bule, La Bamba, Agujetas de Color de Rosa, Pólvora y varias más. Hubo concursos, los niños participaban activamente al igual que sus papás y por instantes muchos dejamos a un lado los problemas cotidianos y nos adentramos a ese infantil mundo en donde todo es posible.
Hacía bastante rato que no disfrutaba algo tan sencillo, me sentía muy relajado e incitado por tanta sangre joven sentí renacer muchas esperanzas respecto a los problemas que tanto nos aquejan. Justo en eso estaban mis pensamientos cuando de repente algo me hizo volver de una manera abrupta a la cruel y triste realidad, era un niño que intentaba venderme un mazapán... un niño como varios que hay en las ciudades tratando de ganar algo de dinero para comer, que no van a la escuela, que son maltratados y obligados a cooperar en la economía familiar. Ahí, en medio de la hipócrita celebración del Día del Niño, en donde las autoridades creen que cumplen al llevar payasos y dulces en vez de dar educación y alimentación a quienes en verdad lo necesitan. No quiero decir que debemos quedarnos encerrados en nuestras casas lamentándonos y dejar de festejar a quienes menos culpa tienen, pero si es importante reflexionar y darnos cuenta que si en verdad queremos celebrar y ayudar a los niños, debemos exigir que se cumplan las necesidades básicas de nuestros infantes: alimentación, salud, educación, esparcimiento.
Pero no quiero hacer de este post algo amargo, también quiero pedirles que nunca dejen morir a su niño interior, que de él nacen los sueños y las grandes ideas; en él viven la piedad, el perdón, la felicidad, la esperanza y la capacidad de asombro. No dejemos de ser niños, no dejemos de disfrutar las cosas simples, que ningún hijo de la tiznada les arrebate eso!!